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  • Foto del escritorKrenCurls

La Cabaña

Actualizado: 15 jun 2023


Vicky y sus amigas se disponían a pasar un fin de semana de chicas en su cabaña, que quedaba a solo una hora de la ciudad. Era el plan perfecto para vacacionar.


Era día sábado. Las chicas estaban pasando una tarde muy amena. Cuando repentinamente el timbre sonó de manera estrepitosa haciendo que todas se sobresaltaran. Vicky se dirigió de inmediato a la puerta y al percatarse que era Alejandro sintió cómo su corazón se aceleraba. Abrió la puerta calmando sus impulsos, pero el cruce de miradas entre ambos fue inminente. Se tenían ganas desde hace un tiempo.


—¡Qué haces aquí! — dijo ella extrañada.


—Necesito hablar con mi hermana.


Ambos entraron y Vicky se acercó a donde su amiga Susie diciéndole:


—Tu hermano está aquí y necesita hablar contigo.


Pasado un rato Susie le informa a Vicky, que había ocurrido un percance con Alejandro y que necesitaba pasar la noche en la cabaña. Vicky no tuvo inconveniente y asintió.


Las horas transcurrían. Las chicas hacían cosas de chicas. Vicky y Alejandro mantenían un lenguaje secreto de miradas desapercibido para sus amigas y perspicazmente ella le lanza una mirada intensa pero fugaz, como ordenándole que la siguiera, mientras se dirigía hacia la cocina por más golosinas. Él sin dudarlo y en un intento de disimulo, se dirigió tras ella.


Vicky se le abalanzó besándolo y chupándole el labio inferior.


—Te deseo —le dijo él entre susurros.


Ella se mordió el labio inferior mirándolo sexualmente diciéndole:


—Te veo esta noche —Saliendo apresuradamente de la cocina.


La noche llegó. Alejandro se fue a su habitación y al cerrar la puerta se sorprendió al ver que Vicky lo estaba esperando con una pequeña bata de seda, completamente desnuda recostada sobre la cama. Él quedó idiotizado, no se lo esperaba. Esa mujer lo excitaba demasiado y al verla con ese atuendo su erección fue inmediata.


Vicky se levantó de la cama y se dirigió hacia él. Alejandro estaba en shock, admirando como ella se le acercaba con su vaivén de caderas y sus grandes y sensuales senos que brincaban a cada paso.


Ella lo miró morbosamente y empezó a desabotonarle la camisa. Él se abalanzó sobre ella besándola con locura, estrujando sus senos y agarrando sus nalgas con morbo.


Ella le desabrochó el pantalón e introdujo sus manos agarrando su pene, acariciándolo. Él se deslizó hacia su cuello besándola y lamiéndola salvajemente haciendo que ella jadeara.


Ella fue descendiendo por su pecho bajándole el pantalón. La semental y erecta verga de Alejandro rebotó de entre sus jeans. Ella la sujetó llevándosela a la boca de forma bestial. Él jadeó y la sujeto del cabello. Se lo hacía exquisitamente. Sentir como entraba y salía de la boca de Vicky lo enloquecía. Ella empezó a subir, besando y lamiendo su abdomen y su pecho. Él sentía como su miembro hervía de deseo.


Le quitó la bata y la tiró sobre la cama. Ella estaba chorreando de placer. Abrió los muslos llamándolo con la mirada. Él se deleitó al ver lo empapada que ella estaba, llevando los dedos a su jugoso coño masturbándola suavemente.


Se mordían los labios y sus alientos se hacían uno solo. Él volvió a descender por su cuello hasta llegar a sus deliciosos senos. Se posó sobre uno de sus pezones y empezó a lamerlo. Ella gemía suavemente. Él chupaba y mordía sutilmente ambos pezones, haciendo que ella se arqueara extasiada.


Descendió por su estómago con besos mojados hasta llegar a su jugoso y chorreado coño. Se sumergió en ella. Su lengua ascendía y descendía exquisitamente. Ella gemía desaforada. Él la sujetó de la cintura, levantándola ligeramente, apoyando sus muslos en sus hombros. Empezó a lamer su clítoris morbosamente, haciéndola gemir más y más. Ella se arqueaba, con una mano se aferraba a las sabanas y con la otra se aferraba a la cabeza de él, como diciéndole que no se detuviera. La hizo estallar en dos ocasiones por unos cuantos segundos.


Él se sació en ella y estaba listo para penetrarla. La apoyo de espalda sobre el gran ventanal de vidrio que había en la habitación y que daba justo al jardín de la cabaña. La penetró, introduciéndose en ella con lujuria. El vidrio se empañaba y ambos gemían. Solo se oían los golpes chapoteantes de la verga de él resbalándose en el mojado coño de ella. La follaba con furia, de forma atroz, le besaba y lamía el cuello mientras la penetraba.


—¡Aaah…Aaah! —gemía ella sórdidamente. Provocando que él la penetrara con más furia.


La volteó dejándola de espalda hacía él. Le acarició y beso la espalda, estrujando y palmoteando sus ricas nalgas. Penetrándola en esa posición. Chupó su oreja e inhaló el olor de su cabello, al tiempo que la sujetaba del mismo haciéndole una cola con su mano.


Las grandes tetas de Vicky y todo su abdomen estaban fuertemente recargados al ventanal. Él se introducía en ella vorazmente y ambos jadeaban extasiados.


Él la halaba del cabello, ocasionando que ella arqueara su espalda profundamente, trayéndola hacia él para besarla y nuevamente recargarla al ventanal. Se movían exquisitamente.


La penetración se hizo más intensa y el gemido más agudo, se estaban chorreando el uno en otro. La luna llena que los alumbraba era testigo de sus orgasmos majestuosos.


Repentinamente, todo quedó en silencio. Solo se escuchaban las respiraciones entrecortadas de ambos.


Se desplomaron sobre la cama deleitando el gran ventanal empañado de sexo que los había visto follar, y la naturaleza y el cielo estrellado que habían sido testigos de tan extraordinaria faena.


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