Viajo entre dimensiones para sentir la dureza de tus manos sobre mis nalgas. Manos que acarician mis pezones hasta aplacar su ritmo acelerado. Ritmo caliente de mi interior, cual volcán en flamante erupción.
Bendito sudor que resbala por mi espalda y brinda gentil bienvenida a tus labios. Muerdes cada parte de mí, iniciando en mis caderas hasta sentir la espesura de tu barba resbalando por mi cuello. Pasas tu lengua por mi oído, sincronizando nuestros gemidos. Gemidos que son al compás del besar la planta de mis pies, disfrutando mis torneadas piernas, creando una dosis de adrenalina única entre ambos.
Le das fuertes toques a mi sexo con la punta de tu verga, mientras gimo en un auxilio que te hundas en ella.
Me pruebas, y ahora tienes la sensación de mi piel en tu lengua. Me sientes, palpas el sabor único de mi vagina y te pierdes en su elixir cósmico.
No puedes huir de mí, ahora eres esclavo de mi piel y de mi sexo. Me haces tuya una y otra vez mientras te suplico a gritos que acabes dentro de mí.
Con mirada desquiciada me metes hasta la última gota de placer. Gotas que inician en mi sexo y acaban en mi boca.
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