Eso somos, un par de locos clandestinos que arden de deseo al verse.
Nos sumergimos en un torbellino de emociones que nos lleva a amarnos de forma desmedida.
Su gruesa voz retumba en cada rincón de mi cuerpo, llegando hasta la parte más profunda de mí ser.
Mis caderas se bambolean al sentir sus ásperas manos que me acarician salvaje, sintiéndolo dentro, tan dentro que me quema.
Nos miramos deseosos el uno del otro, enroscando nuestros cuerpos, dejándonos llevar por esta danza de pasión que nos envuelve.
Debemos partir ahora antes de que sospechen. Debemos salir a fingir una vida que no llevamos. Solo unos cuantos cruces de miradas son testigo de lo nuestro.
Hoy me vi con él, y bastará con decir que nos besamos hasta quedar sin aliento. No nos detuvimos hasta haber bebido por completo la esencia del otro.
Empiezo a contar los días para volver a verlo. Añoro sentir de nuevo su perfume en mi cuerpo.
Llevo puesta su camisa, aquella que me dejó en uno de nuestros encuentros y la que atesoro con mi vida. Al usarla puedo sentir su virilidad y salvajismo sobre mí, y eso me enloquece.
Me acaricio y me doy placer recordándolo, amando nuestras locuras y nuestras conversaciones lunáticas y profundas.
Él es mi loco y yo su luna. Y es que eso somos, un par de locos clandestinos que se aman de forma desmedida.
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